Aquel hombre de identidad desconocida acariciaba ausente el
cuello de su cerveza en un chiringuito de mala muerte perdido en la costa
gaditana mientras a su lado un grupo discutía acaloradamente acerca del pésimo
arbitraje en el último derbi liguero.
‒ A ese señor deberían retirarle su cédula profesional ipso
facto –espetó aquel hombre-.
‒ Perdone, ¿qué ha dicho?
‒ Digo que habría que apartarle de su carrera profesional sine die
‒ Pero, qué demonios ¿es usted abogado o qué?
‒ Juez, soy juez provincial.
‒ Ya, amigos los justos, claro.
‒ Bueno, algún que otro condenado también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario