- No lo puedo creer… ¡estás hablando de mi madre!
- No es ella, es su maldita costumbre de bañarse en agua bendita cada vez que va a la iglesia, y ese olor a cerumen consagrado. NO lo soporto.
- Ya me dijo tu ex que eras el demonio.
- Tú sigue así y acabarás en ese infierno de sofá.
Ja, ja, jaaaaaaaaaaaaaaaaa............... Me parto. Joder, qué bueno, ese infierno de sofá.
ResponderEliminarEres una máquina, tío. No se de dónde te sacas todo eso, pero cada día me flipas más.
Un abrazo.
Esto, tendría que pensarlo, pero seguro que tiene algo de autobiográfico...;)
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